y la oscuridad que te rodea
te va a dar frío y también terror
porque el humano le teme
a lo que no puede ver.
En los abismos encontrarás mi nombre
en la ceniza de ese cigarro un adiós.
Tu voz me suena perdida
y cada palabra es como un arma
que se dispara contra mi sien
una vez, otra vez; nunca más.
Algún día estarás en este lugar
y podrás sentir en tu carne
cuanto pueden arder las heridas
cuando ni las caricias aplacan
ese fuego que arde por dentro.
En el día la maldad se oculta
huye de la luz y se recluye
empequeñecida por el imperante sol
del que todos somos esclavos.