jueves, 19 de enero de 2012

Susùrrame

 



Susúrrame palabras de olvido
antes que el silencio
me pueble los labios mi amor
que yo estoy a punto de soñar
lo que vendrá luego de la primavera.

Pone la cabeza en mi pecho
que quiero que tu respiración
le de un soplo de aire fresco
a este oxidado corazón.

Tengo una sonrisa en la manga
y un par de te quieros reservados
que apenas lograrían igualar
la calidez de tu mirada.

Dame la mano pero sin prisa
que el camino se ira haciendo solo
como una suave alfombra de terciopelo
que nos acaricia el alma al caminar.

martes, 17 de enero de 2012

miércoles, 4 de enero de 2012






En aquel entonces la libertad tenia el mismo sabor que paladeaba cuando el viento me hacia ondular el pelo a orillas del mar, el cielo era tan azul que jamás he vuelto a ver un cielo así.
Yo intentaba al igual que ahora no perderme entre palabras, amaba lo espontáneo, admiraba lo efímero y eso era lo que mas me obsesionaba. Tenia plena conciencia de que cada segundo, cada minuto, cada instante que archivaba en mi memoria nunca regresaría.
Desde aquel momento le tengo mucho respeto a la palabra nunca así como también le temo a la palabra siempre y evito a todo costo hacer promesas. Una noche entrando en el bar de siempre vi sentada sola a un lado de la ventana a una hermosa joven, me llamo la atención su pelo teñido de mechones de distintos colores.
Me senté en la barra y no podía evitar mirarla, era un día entre semana y no había nadie mas en el bar. Disimular nunca fue una virtud que tuviese así que al poco rato decidí abordarla y sucedió, en cuestión de minutos hablábamos como si nos conociéramos de toda la vida. Sus labios eran quizás la perdición de cualquier hombre, a mi siempre (y he dicho siempre) me atrajeron los abismos y este era por demás atractivo.
Yo apenas era mayor de edad y ella ni siquiera debería estar en un bar. Resulto que viajábamos siempre en el mismo ómnibus para ir a estudiar, yo ni por asomo me había percatado de esto. Su nombre era…bueno su nombre era. Y a orillas del mar hicimos el amor por primera vez, nos entendíamos solo con mirarnos, nos sentíamos tan solo con una caricia.
Aquello duró unos seis meses hasta que ella se fue a vivir a otra ciudad y a los pocos meses también hice lo mismo. Nos prometimos volver a encontrarnos algún día en aquel lugar. El tiempo paso, los años pasaron, inviernos que dejaron huellas muy ondas, primaveras que trajeron otros besos y otras despedidas y otras heridas en cierta forma parecidas a ella.
Cuatro años después logre volver a aquel cielo azul, toda mi idea era encontrarla. Pase días y semanas hasta que se transformaron en meses yendo siempre al mismo lugar a esperarla. A veces a lo lejos lograba divisar una figura que se acercaba pero al acortarse la distancia el resultado era decepcionante.
Con el tiempo me di por vencido y olvide aquella promesa. Habían pasado demasiadas estaciones y estaba realmente ocupado en quehaceres y obligaciones. Me levantaba temprano por la mañana y tomaba aquel mismo ómnibus que solíamos tomar, jamás la busque entre los rostros de los viajantes.
Un día, caminando por la calle Rincón me sentí atraído hacia alguien que se acercaba caminando en sentido contrario directamente hacia mi. Por un momento lo dude, pero esos labios…era ella, hermosa, resplandeciente como siempre. Ataviada con ropa formal (quien lo diría) su cabello en color natural castaño claro caminaba apurada hablando por celular y me miró.
Por un instante me miró como dudando si sus ojos le decían lo que su corazón no podía negar. Se acercaba y yo parecía estar pisando en el aire, fue entonces cuando me observe, tan igual a como ella me había conocido, conservaba el pelo largo, vistiendo de negro con actitud de rebelde y sin nada que perder. Y me di cuenta, ella ya no era la misma, había sido consecuente con el pasar del tiempo y la vida mientras yo tan solo me obsesionaba con vivir un instante que ya había muerto y paso, paso a mi lado.
Puse la mirada perdida en el horizonte y sentí como su mirada me recorría reconociéndome y yo tan solo sentí que la desconocía; como a todas las cosas que el tiempo se lleva.
No se puede detener toda la vida en un instante, no se puede jugar con el tiempo a favor, tardé demasiado en entenderlo. Jamás la volví a ver.

sábado, 31 de diciembre de 2011


A este año me lo llevo con canas
y con mas ganas que nunca.
Le deseo que se muera despacio
y que no se le ocurra volver.

Al que viene lo espero
con una patada en los dientes
y una piña en el vientre.
“El que pega primero pega dos veces…”

viernes, 30 de diciembre de 2011

Ya no hay bares







Ya no hay bares en la esquina del pecado
ni acierto cuando creo que estoy equivocado.
Hay un sonido como un latido o un silencio
ensordecedor que muele los mañanas
mastica algunas noches y nos escupe
antes de irse a dormir.

Yo pienso que las ecuaciones del futuro
no obedecen a constantes relativas
y que las relaciones tibias son las primeras
en echar fuego por la boca
que hay corazones que son como rocas
y rocas que no las corroe ni el mar.

Ya no hay domingos con resaca
tambaleando por el supermercado
ni toda aquella euforia que nada detiene
no me entretiene el color azul de los ojos con fobia
ni aquella aurora boreal que tanto te estremece.

Pienso que mas gana el que no decrece
y que la calma es solo un ideal
en la cabeza de dos niños hijos únicos
que ni siquiera conocen a papa y mama.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Duerme bien.





Duerme bien
sueña con los angelitos
y diles que no me olviden
que yo aún, por momentos
también sueño...

Descansa querida
mañana puede ser peor
yo aun no tengo sueño
te observare mientras duermes.

Duerme bien
no seas como yo
que solo tengo pesadillas
de rostros que me observan
y manos que rezan por mi.

Descansa querida
ya no estaré de día
pero cuando comience a caer el sol
volveré, lo prometo
para ver que estés bien...

martes, 27 de diciembre de 2011




Hay una canción suicida

que en este momento no late

que al fin logro su cometido

poema de flor que se secó

entre lo rojo y lo siniestro.


Espejo que no tiene nada que mostrar

porque esta partido en millones de olvidos.

Hay algo que tenias que adivinar

no soy esclavo ni de lo que me duele.


Digamos que no todo es como se sueña

y que el mañana a algunos los desespera.

Mientras otros se juegan cartas sucias

sobre el paño corroído de la indiferencia.


Mira que no puedes escapar a los abrazos

que te atacan cuando cierras los ojos

y crees ahora si hundirte en la cama

cuando justo se te eriza la piel.


Tan imbécil yo.

  Hay quienes dicen que en la noche se esconden cosas tenebrosas como latidos, amantes sombras de los que supimos ser despojos de los que so...