viernes, 30 de diciembre de 2011

Ya no hay bares







Ya no hay bares en la esquina del pecado
ni acierto cuando creo que estoy equivocado.
Hay un sonido como un latido o un silencio
ensordecedor que muele los mañanas
mastica algunas noches y nos escupe
antes de irse a dormir.

Yo pienso que las ecuaciones del futuro
no obedecen a constantes relativas
y que las relaciones tibias son las primeras
en echar fuego por la boca
que hay corazones que son como rocas
y rocas que no las corroe ni el mar.

Ya no hay domingos con resaca
tambaleando por el supermercado
ni toda aquella euforia que nada detiene
no me entretiene el color azul de los ojos con fobia
ni aquella aurora boreal que tanto te estremece.

Pienso que mas gana el que no decrece
y que la calma es solo un ideal
en la cabeza de dos niños hijos únicos
que ni siquiera conocen a papa y mama.

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