Algunas noches me escapo
por la ventana abierta del desdén
a veces me marcho sin pensar
y otras tantas me encapricho tratando de equilibrar
las restas que se le suman al amanecer.
Algunas noches soy silencio
deslizándose por debajo de las sábanas
como un aire tibio
que te cubre la espalda
y otras tantas suelo anticipar
las señales que voy a leer en tus pupilas.
Madres de otras señales
que ya vi en tus labios
o hijastras frívolas
que darán por sentado
todo lo que las yemas de los dedos
no pueden.
Todos mis fantasmas juran
devolverme algo de su grandeza
pero todos mienten
porque los muertos no dicen la verdad.