Hay una lista de deseos
que siempre empieza
por tratar de enriquecernos
y es que cada uno pide
aquello de lo que se siente más pobre.
Pero esta noche el dinero
no es el problema por el cual
preocuparse más.
Hay unas cenizas
que revolotean en el viento
y su movimiento es hacia atrás.
Pronto aquí habrá una hoguera
y una gran hoguera será.
Dos jóvenes arrastran el caldero
hacía un lugar del bosque
donde nunca toque la luz del sol.
Hay que llevar luz a donde hay oscuridad
y luego hacer el sacrificio.
Pero cuando eres el cordero
puedes aventarte a las llamadas
o quedar encandilado por su poder
es lo único que puedes elegir.
Pedir tres deseos a una meretriz
deberle tres favores a un adicto
haberle vendido el alma al diablo
nada te va a sacar de aquí
todo se vuelve demasiado confuso.
Tan solo, quizás haya cambiado
aquella lista de deseos.